De toda la vida había oído hablar de la playa nudista en el Pantano de San Juan, que está en San Martín de Valdeiglesias (Madrid), y he leído mucho de cómo se podía llegar a ese enclave. Me encanta el nudismo y me encanta el nudismo en la naturaleza pero no comparto ningún rasgo de mi ADN con la cabra montesa, por lo que huyo de los lugares de difícil acceso y por lo que iba leyendo, y nadie me lo negaba del todo, me parecía que llegar hasta esta cala era comparable a practicar un deporte de riesgo, este es el motivo por el cual hasta la fecha no me había animado a ir conocerlo.
Desde principio de verano un nudiamigo del perfil de facebook, me había invitado a que fuéramos, asegurándome que no necesitábamos llevar crampones ni piolet, así que le dije que sí y quedamos pendientes de ver que día nos cuadraba a los dos.
El pantano está relativamente cerca de Madrid y la mayoría del camino es por autovía de dos carriles en cada sentido, sólo el tramo final es por carretera convencional y al coger esta carretera hay un poquillo de atasco al pasar de dos carriles a uno, pero lo cierto es que el trayecto en coche no se hizo ni largo ni pesado.
La carretera que hay que tomar es la M-501 y la salida está en el kilometro 49, antes de llegar a San Martín de Valdeiglesias y a la entrada “oficial” del pantano. Sales de la carretera a un camino de tierra y ahí debería empezar la subida en coche hacia la cala nudista. Lo cierto es que el sábado 3 de julio, el inicio del camino estaba cerrado con una cadena y los coches no podían pasar, por lo que lo tuvimos que dejar ahí abajo, coger los bártulos que llevábamos para pasar el día y empezar a andar.
Desde ese punto hasta llegar a la cala hay unos 4 kilómetros (6.000 pasos según mi reloj Mi Fit), el camino es cómodo y un paseo muy agradable de andar entre la naturaleza, la única pega es que por la mañana no hay mucha sombra, por lo que el sol pega, pero con las ganas de llegar no se hizo duro, además iba haciendo fotos para esta entrada, así que íbamos entretenidos, tan entretenidos que pasaron a nuestro lado dos cabras montesas y no me dio ni tiempo de fotografiarlas.
En este camino, que aunque sea de tierra, no está mal para circular con el coche, los días que lo permiten, lo primero que te encuentres es como una especie de cortafuegos, pero no creo que sea aparcamiento ya que no tiene señales identificativas.
Sigues andando y hay otra explanada, esta ya si con placas de parking, que es donde Jaime me decía que pensaba que dejáramos el coche si hubiéramos podido subir en él, lo pasas y sigues subiendo y aproximadamente 1 kilometro después, ves unos contenedores de basura, una barrera y un cartel en un árbol que pone “nudista” y por allí es por donde empiezas la bajada a la cala.
Este camino ya no es tan cómodo como en el que llegamos hasta ese punto, es cuesta abajo (para la bajada…) pero se anda bien y no es tan complicado como yo imaginaba, aunque hay algunos árboles caídos, posiblemente un efecto secundario de Filomena.
Desde aquí aprovecho a dar las gracias al nudista que se ha molestado en pintar y colocar carteles para marcar el camino que hay que seguir. Sin ninguna duda te llevan a la playa del pantano, NO TIENE PÉRDIDA.
La cala es de arena de mina y está rodeada por pinos y jaras, yo aconsejo llevar sombrilla, ya que por la mañana y al medio día no hay demasiadas sombras, y las que hay se mueven de sitio con rapidez. Lo que es imprescindible llevar es bebida, comida (si vais a pasar el día) y crema protectora, eso sí con esto último tened cuidado para no ensuciar el agua del pantano cuando os bañéis, ya que no hay duchas.
Este día tuve la suerte que no estuvo muy concurrido, imagino que el que no se pudiera subir con el coche ayudó a disuadir a mucha gente para que se diera la vuelta y no se animara a llegar andando.
Cuando llegamos a la cala había 4 piragüistas que estaban descansando y reponiendo fuerzas en la orilla y una pareja, que estaban con bañador, nosotros colocamos nuestras cosas y nos quitamos la ropa, en ese momento el chico de esa pareja, se quito también el bañador, al nada llegaron 4 personas más, con esas conversaciones que a muchos nos hace hervir la sangre “ es nudista y nosotros no vamos a desnudarnos, pero da lo mismo que nos quedamos aquí…”, lo cierto es que a mí si no es una invasión y hay respeto, no me molesta que haya gente con bañador, el problema es cuando en un sitio que esta megaseñalizado como nudista la gran mayoría sean bañadores…, en este caso al final hace que muchos no se atrevan a quitárselo.
Aquí os dejo un truco que yo practico, lo mejor es dejarse el bañador en casa y de esta forma seguro, seguro, seguro que no tenéis la más mínima duda para no quitároslo.
Poco a poco llego más gente, pero no mucha, por lo que se estaba de lujo.
El pantano es un lugar adecuado para practicar deportes náuticos, por lo que mucha gente va a practicar piragüismo, paddel surf, esquí acuático o simplemente a navegar, muchos de estos deportistas hacen un receso en esta cala, pero no es molesto ni invasivo.
Investigando que había a derecha e izquierda de la cala donde estábamos, vi que hacia la izquierda, más resguardadita hay una calita más pequeña que tiene menos arena y más piedra, y me sorprendió que en ella había muchos más nudistas. Es una pena que siempre nos coloquemos en lo más recóndito y menos visible, esto da pie a que la gente que usa bañador, se acople en la zona más cómoda y más grande sin ninguna competencia y con el peligro de que en el futuro se diga que la cala nudista es la escondida…
El agua estaba estupenda, a una temperatura buenísima y muy limpia, el fondo es arenoso y cubre enseguida, el paisaje que te rodea es súper relajante, vamos un sito fantástico para pasar un gran día rodeado de la flora y la fauna propias de la zona. Como ya comente, cuando subíamos vimos unas cabras montesas, en la playa había lagartos grandecitos, uno de ellos rondaba nuestra toalla al olor de la comida, en el agua había peces y como no puede faltar en entornos nudistas al atardecer salieron a pasear los temidos “suricatos mirones«, es una pena que esta especie no esté en vías de extinción, más al contrario, parece que se reproducen rápidamente… lo bueno es que durante todo el día deben estar durmiendo y salen de ronda a última hora de la tarde…
No sé describir con palabras el chute de energía y la recarga de buenas sensaciones que me proporciono pasar un tranquilo día en ese entorno tan agradable, relajado, en armonía con la naturaleza y todo ello absorbiéndolo por cada poro de la piel sin ninguna barrera textil.
Como anécdota os contare que a última hora de la tarde, la mujer de la pareja que estaba en la playa cuando nosotros llegamos y que durante todo el día estuvo con bikini, se animo a hacer topless. Como dice Jaime esto demuestra que un ambiente distendido y agradable puede animar a los indecisos a ir probando lo que a nosotros tanto nos satisface.
Y como todo lo bueno llega a su fin, tuvimos que recoger el tenderete, vestirnos y hacer los 4 kilómetros en sentido inverso, la subida por el caminito que es algo menos accesible, fue un poco más dura (al menos para mí que no estoy en forma), en cambio la bajada por el camino de tierra por donde pueden llegar los coches, al tener sombra a esa hora fue un paseo agradabilísimo para rematar una magnifica jornada nudiestival.
Espero que os haya ayudado esta entrada, y que si algo no estuviera claro, hubiera algún dato incorrecto o tengáis alguna aportación o matización que hacer NO DUDÉIS en comentarlo.